7 minute read

Algo tarde, pero ya que recién se celebró el Año Nuevo Lunar, o Año Nuevo Chino 🧧🧨🎆, siento que es momento de reflexionar un poco.

Este comentario está divido en dos partes: la primera es sobre mi experiencia en las celebraciones recientes, y luego mi reflexión sobre dos películas locales.

En los últimos tres meses (¡OMG, ya llevo más de tres meses aquí!) me han hecho esta pregunta muchas más veces de las que puedo contar. Tal vez suena exagerado, pero creo que cada persona que conozco en Hong Kong, incluso quien solo he visto una vez y no creo volver a encontrarme, me lo ha preguntado en la primera ocasión que ha tenido. Aunque honestamente, se me hace una pregunta muy rara.

¿Festival? En México no tenemos festivales. Bueno, están los de la escuela donde bailábamos como el ratón vaquero para el día de las madres, o ya de plano nos vestíamos con el traje regional del estado que decidiera la maestra para el 16 de septiembre de ese año. Pero así como que festival festival, como que no.

No soy tonta, amigos. Sé a qué se refiere la pregunta, y entiendo qué es lo que la gente espera de respuesta. Debo admiitr que la primera vez sí me tomó por sorpresa, pero con la práctica ya suelo responder algo del estilo: “Navidad, y los días que siguen hasta el 31 de diciembre. La gente se reúne con su familia, hay mucha comida, piñatas, regalos, etece, etece, etece.” En algunas ocasiones he ido the extra mile a describir qué son las posadas y por qué celebramos desde el 12 de diciembre hasta el 6 de enero, y porqué no, hasta los tamales de la Candelaria. Algunas veces menciono el Día de Muertos y, al hacer referencia a Coco (gracias Pixar), la cara de confusión cambia y todos sonreímos en acuerdo de que es una tradición muy hermosa. 😍

Haciendo un poco de reflexión, me he dado cuenta de que más bien es una pregunta que ellos esperan responder. Es un ice-breaker con el que la gente de verdad espera compartirte lo especial que es el Festival de Primavera para ellos. Ajá, ya apareció la palabra. Mundialmente le conocemos como Año Nuevo Chino, y como que no lo pelamos mucho en occidente; o bueno, yo la verdad no lo tenía en cuenta hasta ahora. Pero en los países de tradición china, este es EL festival. La gente se nota alegre, hay (muchos) días de descanso oficial, y en general el ambiente en la calle es festivo (a pesar de las restricciones por COVID).

Es algo como lo que en México esperaríamos en las fechas decembrinas. Debo admitir que cuando pasaron los días de Navidad, yo si sentía esa falta de ambiente festivo, pues aquí casi no se festeja, o más bien, no se festeja en la forma en la que estoy acostumbrada. El consumismo está presente, pero me faltó ese ambiente relajado y bonachón que siempre había experimentado en esta época.

A pesar de eso, no me la pasé mal. Todo lo contrario. Tuve la fortuna de ser recibida en comunidades muy cálidas y que me acogieron como familia (aunque nos conocíamos de solo unas horas), y siempre estaré muy agradecida por ello. Después de dos picnics, una pastorela medio gringa, un lunch multinacional, fiesta hasta el amanecer, y nuevas amigas mexicanas, ya estaba en el 6 enero partiendo rosca. Me la pasé increíble a pesar de estar lejos de mi familia y las tradiciones que tanto extrañaba en México.

Para el Año Nuevo Chino (en inglés: Chinese New Year, o CNY como lo usaré en adelante), no sabía qué esperar. Sinceramente, no esperaba nada. Estaba “resignada” a encerrarme en mi cuarto poniendome al corriente con todos mis pendientes del doctorado. Pero he aprendido que aquí todo sale mejor cuando menos se planea (díganle eso a mi ansiedad controladora que trata de tener todo en orden).

Dos días antes del CNY, Esther, mi primera amiga local de Hong Kong, me invitó a comer Hot Pot en su casa, ¡y hasta me regaló un traje tradicional chino! Justo en la víspera de año nuevo, mis colegas de la oficina me invitaron a la celebración que iban a tener ahí mismo: Hot Pot, Sake, y juegos familiares. Sí había salido a la 1 de la mañana de la escuela otras veces (incluso más tarde que eso), pero nunca por una fiesta 🧨 🥳.

Mis compañeros que me invitaron al festejo son de China Continental. Las estrictas políticas de viaje y cuarentena que ha traido la pandemia, los obligaron a quedarse en Hong Kong para la celebración. Pude ver en su forma de compartir entre todos que es una fecha muy anhelada, y hubieran dado lo que tienen por regresar con su familia para festejar la ocasión como se debe. Agradezco que me hayan incluido y que compartiéramos un poquito de la tradición. También recibí mi primer sobre rojo 🧧 -Lai-see; fui a la playa en pleno invierno y muriendo de frio; y adorné la puerta de entrada del departamento con mi roomie.

Puerta adornada para CNY

No me pregunten sobre todas las tradiciones porque me falta aprender y experimentar muchísimo más: comida típica, eventos, y preparativos que tal vez no se llevaron a cabo por las restricciones. Pero estoy muy contenta de haber conocido un poco más de cerca el Festival de Primavera, y espero que en próximos años pueda aprender y festejar más.

Debo mencionar que aunque hubiera escrito esto de todas formas, lo que me motivó de último momento fueron dos películas: Let’s Eat (2016) y Fat Choi Spirit (2002). Aquí los servicios de streaming están inundados de producciones locales. La industria fílmica siempre ha caracterizado a la ciudad, y la gente local está muy acostumbrado y deseoso de consumir películas y series locales, y también del sureste asiático (Malasia, Singapur, Taiwan, Tailandia; también Japón y Korea figuran mucho). Ese tema me llama la atención; espero pronto poder aprender más y también escribir sobre ello.

Regresando a las películas que vi: al parecer ambas están relacionadas con la celebración del CNY. Yo no caché ninguna de las pautas que, según este comentario en IMDb sobre la primera y la traducción del título original de la segunda, indican claramente lo que podemos esperar. No es que no me hayan gustado, sino que son básicamente extrañas para mí. A pesar de contar con todos los elementos del lenguaje cinematográfico que conocemos de Hollywood, presentan elementos de una cultura que no reconozco. Contenido local para consumidores locales.

Ya no es noticia nueva que el mercado chino ha atraído a los inversionistas extranjeros impulsaods por las jugosas ganacias que promete. Todas las industrias han luchado por hacerse con un pedazo del pastel, y la cinematográfica no es la excepción. Casi 20% de la población mundial está en este país que tiene el capital para gastar, pero que no puede consumir libremente todo lo que el mundo tiene para ofrecer. Tampoco la gente en el resto del mundo sin acceso a medios digitales puede acceder a la democratización que internet ha traído, pero no es que el país en que viven lo prohiba explícitamente.

Las estrictas regulaciones a las que son sometidos todo los productos de consumo (no solo entretenimiento) que entran a China brindan una falsa asimlación de Occidente en Oriente, y visceversa. Hacen parecer que China, o más bien, los habitantes de China forman parte del resto del mundo, cuando en realidad solo tenemos una visión muy sesgada el uno del otro. Los medios de entretenimiento masivo juegan un papel fundamental en la construcción de identidad nacional y consciencia colectiva, ambas muy valiosas para mantener un régimen.

Según lo que he podido platicar con algunos de mis nuevos amigos, las tradiciones para festejar el CNY incluyen ver la transmisión oficial de la celebración: una especie de show larguísimo que combina espectáculos tradicionales y modernos, cuyo principal objetivo es enaltecer y rescatar la cultura y tradiciones ancestrales. A esto se suman un buen número de películas que se estrenan durante estos dias, y que las familias acuden a ver al cine para mantener el ánimo de la festividad.

No es nuevo el concepto de involucrar a grandes creadores en los esfuerzos propagandísticos para atraer a las grandes masas; ahí tenemos a Thea von Harbou y Dziga Vertov, por mencionar a algunos. De la misma forma que tampoco es sopresa que grandes producciones reciban prohibiciones nacionales por atemorizar al gobierno con su mensaje.

Con esto tampoco quiero decir que en México, o básicamente el resto del mundo, estas cosas no pasen. Simplemente creo que es un poco más fácil darse cuenta de cuán diferentes son las cosas cuando salimos de una pecera y entramos a otra. Todo lo vemos a través de filtros arraigados, y siempre me resulta interesante y divertido poder analizar y retar mis propios sesgos. Creo que es también mi intensión al dejar mis reflexiones escritas aquí. Tal vez en algún momento regrese y me dé cuenta de lo equivocada, ingenua, o lista que era.

Y bueno, como no quiero que esto termine siendo solamente sobre política, hasta aqui lo voy a dejar ✌️